Sé que la compra de dominios puede ser impulsiva en ocasiones, pero conviene frenarse a pensar antes de lanzarse a la jungla. El negocio domainer es estrategia, más en el momento actual que pone a la economía en jaque y reduce las inversiones. A la hora de comprar nuevos dominios para ampliar nuestra cartera es necesario seguir una serie de criterios claros.
En primer lugar, debemos tener medido con exactitud el sector o nicho de mercado donde vamos a focalizar nuestros esfuerzos profesionales. De nada va a servir comprar dominios de forma aleatoria, sin criterios, porque nos vamos a terminar encontrando con una cartera llena de basura de difícil salida. Exactamente lo mismo sucede cuando nos aproximamos a la cantidad en lugar de a la calidad: mejor apostar por pocos nichos de mercado y trabajarlos correctamente.
¿Cómo establecer los campos donde destinar los recursos? A partir de estudios de mercado que pueden centrarse en el análisis de tendencias de búsqueda. Ésta es la vertiente más formal de nuestra estrategia como domainers, pero existen otras opciones más mundanas. Mantenernos al día con diversas fuentes de noticias económicas de actualidad, por ejemplo, puede ponernos sobre aviso ante posibles nichos de mercado que estén a punto de explotar.
Definido el campo, queda establecer los nombres de dominio que pueden ser de nuestro interés. En este proceso vuelve a ser especialmente importante que nos paremos a pensar y no compremos de manera aleatoria. El estudio del nicho de mercado en particular nos dará las búsquedas más codiciadas en el terreno. De éstas podremos extraer las keywords más consultadas e integrarlas en nuestro dominio para conseguir direcciones premium.
Comprar dominios basura hace un flaco favor a nuestro perfil profesional como domainer. Mostrar una cartera de dominios a un cliente que almacena direcciones poco atractivas no ayuda a promover las ventas. Insisto: calidad sobre cantidad. Además, recomiendo que en las reuniones con clientes focalicemos los recursos en aquellos dominios que pueden interesarle realmente (esto lo sabremos con antelación si hemos hecho los deberes) y no marear la perdiz con cientos de nombres.
Pero si ya es demasiado tarde y has caído en el impulso -todos lo hemos hecho alguna vez-, la mejor solución es revisar nuestro catálogo de dominios al menos una vez cada seis meses valorando los que están desarrollados, aquellos que están sin contenidos, los que pueden tener salida, etc. Al año, cuando toque renovar, la mejor opción es prescindir de los que no tengan utilidad alguna. Solo así podremos evitar mantener para nada rentable cementerio de dominios.